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Poesía de hoy...

MEMORIAS DEL DESTIERRO

“(…)No había tiempo para la tristeza,
no había tiempo para Nada(…)”
Mujeres y guerra, pag 356.

I

Inocente del tiempo,
sumergida en un sueño inocente,
hermosa niña ojos de cristal de selvas,
Condenada a pequeños infiernos
de estridentes luces y apabullantes bosques grises.

En tu mirada ancestral observo
La violenta marca de la infame historia
Tus pequeñas manos tendidas al sol
Claman justicia en una ciudad sin nombre
La desolación se hace cada vez más grande
No solo en ti… sino en mi…sino en Todos…
Así la vida se trasforma
Carne, piel ajada por el tiempo
En un día más de barbarie.

Deja que los dioses respiren a lo lejos
Hermosa niña, vestidos color de arco iris
Mientras aquí abajo, nosotros, los hijos de las estrellas
Nos asfixiamos lentamente en el suspiro de la vida
En el frio de las calles, atravesadas por la indiferencia.
Tu corazón aún puro,
guarda la sabiduría de extintos pueblos
Sonidos de cristalinas aguas y cantos de aves multicolores.

Tu sonrisa es ironía de la existencia
Hermosa niña, cabellos de profunda noche
¡Hija del Olvido! Caminante de calles desoladas
Donde se desplaza más fácil el corazón
Que la tierra que te es negada.

Conocí la Nada, en la observación de aquellos ojos tristes,
desolados y sin esperanza,
en el silencio constante de ésta generación,
donde los versos, evocan la memoria de fantasmas
y el canto de un loco en las calles al otro lado de la ciudad...
Donde la poesía se quiebra en la mente antes de salir del cuerpo.

II

Escuchamos silbar la noche
Pequeñas luces descendían la montaña…
¡Que triste el caserío en llamas,
iluminado por los techos de las casas!
Decían los hombres ultrajados:
No me maten! Yo no hice Nada!
La pequeña patria olvidada,
en la nocLa mañana revelo el horror

El camino envuelto en llanto

La incertidumbre de no saber a dónde ir
Los pasos pesados, la huida hacia una ciudad gris
Atrás quedó tu padre en el silencio absoluto
Ahora cautivo en un recuerdo de la memoria
Allá donde muchos dejaron la vida,
Allá donde todos dejamos nuestra alma.

Recuerdo: ahí estaba ella, con los ojos claros y puros,
Que exhortaban el viento fundido
entre el humo de una ciudad,
sus manos temblorosas
se alzaban en busca de las manos del transeúnte,
era tan delicada e inocente aquella niña hija del olvido,
mientras la ciudad pasaba indolente,
aplastante ante la historia hecha carne
y la carne hecha sangre.


III


El dolor de las víctimas,

La memoria olvidada,
Tu angustia que es mi angustia,
Tus lagrimas que son mis lágrimas
La silenciosa voz de los muertos

Que en las noches más fuerte hablan.he de los silenciados…





Grandes versos por el poeta y gestor cultural pereirano Wahider Cardona, uno de los partícipes del festival anual de poesía LUNA DE LOCOS, que tiene como escenario principal la bella ciudad de Pereira.

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